miércoles, 17 de diciembre de 2014

LA CARTUJA DE SEVILLA

El Monasterio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla, está situado sobre la fértil orilla derecha del Guadalquivir, frente a la ciudad. En este lugar, gracias a las riquezas de sus barros y arcillas, se instalaron numerosos hornos alfareros almohades y fue en uno de ellos, según cuenta la leyenda, donde en 1248 apareció la imagen de una virgen a la que se denominó  Virgen de las Cuevas. Para venerar esta imagen se instala primero una ermita franciscana y en 1399, el Arzobispo de Sevilla manda que se funde el Monasterio, al que dota de todos los terrenos adyacentes.


En sus seis siglos de existencia, la Cartuja ha conocido momentos de gran esplendor y otros de graves crisis. Fue en esta Cartuja donde se depositaron los restos de Cristóbal Colón, durante treinta años, ya que el almirante era asiduo visitante del Monasterio, en cuya hospedería preparó su segundo viaje. Santa María de las Cuevas fue también retiro espiritual de Felipe II y Teresa de Jesús.


La Cartuja, más que un monumento estable, fue una ciudad amurallada en continuo cambio. Durante la invasión napoleónica fue transformado en cuartel de las tropas de ocupación. Los monjes huyeron a Portugal y lo retomaron en 1812, para ser definitivamente exclaustrados en 1836 tras la Desamortización de Mendizábal.

 Abandonado y maltrecho, el Monasterio fue adquirido en 1839 por el comerciante inglés Charles Pickman, donde instalaría su famosa fabrica de porcelana china. En un principio la fábrica fue respetuosa con el monumento, pero poco a poco la demanda de la producción terminaron con la utilización de todos los restos monásticos sin contemplación. Se construyeron en sus patios varias chimeneas y diez hornos, cinco de los cuales aún están en pie y han acabado determinando la actual concepción visual de este esplendido conjunto arquitectónico.



 La fábrica de loza estuvo funcionando en este lugar hasta el año 1982. En el año 1986, la Junta de Andalucía comenzó los trabajos de restauración y rehabilitación que han tratado de recuperar para el presente los elementos esenciales de todo su complejo pasado.

Tras la Exposición Universal de Sevilla de 1992, para la que el edificio cumplió con las funciones de Pabellón Real, se puso en marcha una nueva etapa en la larga historia de este monumento, ya que en 1997 se convirtió en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.


Desde su levantamiento, el recinto ha sufrido varias reconstrucciones, en gran parte debido a las regulares subidas del río que lo dañaron en múltiples ocasiones. Por eso, en él, se pueden apreciar las distintas tendencias artísticas que lo componen, como el mudéjar, el gótico, el renacentista y el barroco, sin menospreciar la valiosa colección de cerámicas y azulejos de su época de fábrica. Sus paredes y estancias han servido para alojar importantísimas obras de artistas como Durero, Zurbarán, Murillo, Martínez Montañés o Alonso Cano. 


En la actualidad, aparte de la belleza y el misterio de sus patios y jardines, los interiores de este magnifico conjunto monumental se han convertido en un escenario único y original donde se exponen las últimas tendencias artísticas, tanto de autores internacionales, españoles y por supuesto andaluces.





Las fotografías que ilustran este post son propiedad de andaluciainteriors.blogspot.com
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